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De la contraportada del libro

29 canciones. De Los Planetas a Pulp, pasando por Surfin´ Bichos, Pet Shop Boys y Lou Reed. De todas las cosas que se pueden hacer con ellas, Federico Montalbán escribió 26 cuentos. Y Casanovas, sin leerlos, constuyó la banda sonora en imágenes mientras oía las mismas canciones. Música, literatura e ilustración. Tres en uno.

miércoles, 4 de agosto de 2010

Obdulia, la dinamitera




Artista: Eels


De no ser por la condición masculina de los que escriben la Historia, Obdulia Fueyo Álvarez (http://es.wikipedia.org/wiki/Obdulia_Fue%C3%A1n) ocuparía un lugar privilegiado en las crónicas de la España Negra. Pero su crimen fue contra los símbolos más profundos de la hombría íbera (y universal) por lo que tuvo la correspondiente doble condena: garrote vil y olvido. Pero estando Obdulia de por medio era de esperar que la voluntad masculina acabara por mostrarse impotente. Con las uñas ensangrentadas y cubiertas de tierra, su recuerdo salió a la superficie después de excavar los metros de tierra bajo los cuales había sido enterrado y un grupo feminista honró su memoria llamándose Grupo Obduliano por la Liberación Femenina, más conocido por las siglas GOLF (http://www.rrebelion.org/documentos.php?id=110770&titular=la-historia-de-golf-un-movimiento-feminist%F3gica-). La desafortunada coincidencia provocó que el grupo acabara disolviéndose a finales del siglo XX, con el boom del deporte elitista en cuestión.

Se cuenta de Obdulia que, haciéndose pasar por hombre, consiguió trabajo en una de las minas más productivas de Asturias. Investigaciones posteriores apuntan a que se trata de una reformulación más del mito de la mujer travestida. Lo más probable es que Obdulia acudiera a la mina a cara descubierta y gracias a su habilidad, casi sobrehumana, en el manejo de la dinamita consiguiera que la contrataran. Hasta ese momento no hay datos sobre mujeres mineras por lo que podría afirmarse que Obdulia fue una pionera.

Manejaba la dinamita con una precisión y eficacia apabullantes. Donde otros pasaban días calculando la carga necesaria y los metros de mecha convenientes, ella empleaba dos o tres segundos. No hay constancia de que su pulso temblara alguna vez. La maravilla definitiva consistía en verla posicionarse al borde mismo de la explosión. La mina temblaba de arriba abajo y ella asistía impasible a la conmoción de la Tierra. De vez en cuando, alguna esquirla volaba más de lo esperado y le dejaba una hermosa cicatriz en la cara.

Los curiosos que se acercaban al pueblo atraídos por la leyenda de la dinamitera, lo hacían esperando encontrar una mujer cejijunta, con bigote y rasgos simiescos, de hombros anchos, pecho plano y piernas rotundamente cilíndricas. No daban crédito al encontrarse una mujer curvilíneamente femenina y de un atractivo completamente gravitacional.

Lobo Feroz era otro de los trabajadores de la mina. El apodo se lo ganó a pulso, a base de devorar jovencita tras jovencita. Sus atractivos parecían ser irresistible a todo ser humano con dos cromosomas X en su genotipo. Quizás por eso las continuas negativas de Obdulia le llevaron a un punto de desesperación absoluta. El hombre por antonomasia no podía aceptar un rechazo más. Tomaría por la fuerza lo que no se le entregaba voluntariamente.

Los distintos testimonios no acaban de ponerse de acuerdo sobre los hombres que acompañaron a Lobo Feroz en la fatídica noche. Los documentos judiciales incluyen tres nombres, además del suyo, como víctimas posteriores de Obdulia. Así que, al menos fueron cuatro los que se presentaron por la noche en casa de la dinamitera, forzaron la puerta, llegaron hasta su habitación y la violaron.

Los archivos del médico rural de la zona (http://www.archivushistoricus.langreo.es/fondos06.htm) permiten afirmar que lo que sigue es cierto, detalle más, detalle menos. El primero de ellos optó por la violación oral. Olvidando que una boca tiene labios, lengua, paladar y también dientes. La dentadura de Obdulia estaba en perfecto estado.

Después de aquello, los demás optaron por la violación vaginal con más saña de la que habían pensado emplear en un primer momento. Otra podría haber muerto después de tanta brutalidad pero no Obdulia, la dinamitera.

Otros archivos, esta vez del médico forense (http://www.archivushistoricus.langreo.es/fondos17.htm), permiten afirmar que lo que sigue también es cierto, esta vez con todo detalle. Tres noches después, Obdulia se vengó. Con el primer violador no se molestó, al fin y al cabo se había llevado ya su merecido. A los otros tres los fue llevando uno a uno a la mina. A solas todos eran más débiles, más cobardes, que ella. A los dos primeros les colocó el cartucho de dinamita en la boca. A Lobo Feroz se lo metió por el culo. Y fue uno de calibre grueso.

Al igual que cuando hacía explotar rocas y tierra, se colocó en la frontera misma de la explosión. Tres rotundos fogonazos iluminaron la mina y algunos trocitos inofensivos de violadores golpearon, apenas sin fuerza, contra la dinamitera. No hay documento alguno que confirme que esto acabara así pero conociendo a Obdulia, es lo más probable.

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