TRACKLIST. Pincha aquí para ver el listado de cuentos y las canciones que los inspiran (y si pinchas en los títulos en azul o rosa, podrás leer el cuento).

De la contraportada del libro

29 canciones. De Los Planetas a Pulp, pasando por Surfin´ Bichos, Pet Shop Boys y Lou Reed. De todas las cosas que se pueden hacer con ellas, Federico Montalbán escribió 26 cuentos. Y Casanovas, sin leerlos, constuyó la banda sonora en imágenes mientras oía las mismas canciones. Música, literatura e ilustración. Tres en uno.

domingo, 1 de agosto de 2010

Lord Dilema



Canción: Lady dilema
Álbum: Impermeable




-No sé. Las de lino son más bonitas pero nunca se sabe cuándo volverá a ponerse de moda el tergal. Y el lino, qué precio y siempre arrugado. El tergal no se arruga. No me decido.

El dependiente no pudo controlar el tic que le asaltó en el ojo izquierdo. Mantuvo el rictus de falsa amabilidad y le propuso al cliente, cualquier cosa con tal de salir de ese momento de indecisión que se alargaba hasta lo intolerable, enseñarle otros juegos de sábanas. Cuando vio la cara de terror de la mujer, comprendió que había cometido un error fatal.

Por suerte, ella misma salió en su auxilio.

-Cariño –empezó a decir con una voz cargada de paciencia- el lino no nos lo podemos permitir. Compremos las de tergal.

El dependiente suspiró aliviado cuando los vio salir de la tienda.

-¿Crees que hemos hecho bien?

-Seguro. Con lo que nos hemos ahorrado podemos irnos al cine y a cenar.

-No es mala idea. Podíamos ir a un mexicano. ¿O qué tal un chino? ¿Y luego qué te apetece ver, una de acción o alguna de llorar? Yo no sabría qué decir…

La mujer resopló y dijo que se encontraba mal.

-Mejor nos vamos a casa –propuso.

Algunos años después, el hombre, al que todos llamaban con una mezcla perfecta de cariño e irritación, Lord Dilema se encontraba en la cama con otra mujer. Era su tercer encuentro clandestino. Sin darse cuenta, se vio envuelto en una aventura amorosa. Llevaba más de diez minutos intentando decidir si prefería usar un lubricante natural o uno artificial. A su recién estrenada amante le parecía graciosa su incapacidad para decidirse. Suele pasar en el amor, al principio nos hace gracia cosas que después detestaremos con todas nuestras fuerzas.

La situación en la que se vio envuelto le produjo tal angustia que en cuestión de pocas semanas las dos mujeres sabían lo que estaban pasando. La primera le dijo que no consentiría que aquello durara ni un día más.

-Tienes que decidirte –le dijo sabiendo que era como pedirle a alguien sin piernas ni brazos que ascendiera al Everest solo con sus propios medios.
Un poco antes, la segunda le había dicho que la clandestinidad era emocionante pero en pequeñas dosis. No estaba dispuesta a seguir siendo la segunda.

-Tienes que decidirte –le dijo sin ser consciente de lo que le pedía.

El hombre fue dando tumbos de una a otra. Lloriqueando como una criatura recién nacida y repitiendo desquiciadamente que no se podía decidir. Las mujeres tuvieron que tomar la palabra:

-Si no puedes decidirte, tendré que hacerlo yo por ti. Está claro que si has empezado a verte con esa es porque no eres feliz conmigo. Será mejor que te marches con ella.

-Si no puedes decidirte es porque la sigues queriendo. Está claro que lo nuestro no ha sido más que una cana al aire. Será mejor que vuelvas con ella.

Y así fue como, cuando quiso darse cuenta, estaba sentado solo en el rincón de un bar decidiendo si se emborrachaba con whisky o con ron.


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