TRACKLIST. Pincha aquí para ver el listado de cuentos y las canciones que los inspiran (y si pinchas en los títulos en azul o rosa, podrás leer el cuento).

De la contraportada del libro

29 canciones. De Los Planetas a Pulp, pasando por Surfin´ Bichos, Pet Shop Boys y Lou Reed. De todas las cosas que se pueden hacer con ellas, Federico Montalbán escribió 26 cuentos. Y Casanovas, sin leerlos, constuyó la banda sonora en imágenes mientras oía las mismas canciones. Música, literatura e ilustración. Tres en uno.

martes, 22 de marzo de 2011

Hemorragia arterial (crónica de un concierto de Fernando Alfaro)



(Fernando Alfaro, el hombre al frente de los Surfin´ Bichos, de Chucho y de los Alienistas, vuelve a sacar disco, esta vez en solitario. Saldrá a la venta el 11 de abril bajo el sello Marxophone, una experiencia de autoedición en la que le acompañan Nacho Vegas y Refree)

Posiblemente, de entre todos los artistas, son los músicos los que más tienen que aguantar frases del tipo: El primero era mejor. Es habitual que los músicos alcancen la madurez creativa a los veinte y que lleguen a los treinta sin nada nuevo que ofrecer que entusiasme tanto como al principio. Hay quien llega a plantearse la existencia de cierta fuerza juvenil directamente relacionada con la creatividad musical. Pero no siempre es así. Algunos músicos consiguen escapar a la maldición de la breve genialidad. En ellos, la creatividad brota de forma continuada, sin sobresaltos. Lo que no es nada habitual es que un músico entregue su mejor obra (o casi) después de veinte años de canciones prodigiosas. Fernando Alfaro parece estar a punto de conseguirlo con su inminente disco “La vida es extraña y rara”.

La noche del sábado 19 de marzo, Alfaro volvió a su ciudad, Albacete, para presentar “La vida es extraña y rara”. Un poco después de las diez, se subió al escenario del Velouria con su guitarra acústica y un puñado de pedales listo para ser usados en el momento preciso. Se trataba de presentar una por una las nuevas canciones y dejarnos a todos boquiabiertos y también, si es que existe la palabra, almiabiertos.

La ausencia de banda y la cercanía del público (literal y figurada) propició el ambiente adecuado para un concierto que por momentos pareció íntimo. Alfaro puso de su parte introduciendo cada canción con una breve explicación. Así, por ejemplo, supimos que los “Los héroes podridos”, con la que abrió la actuación, está basada en el ascenso y caída del profesor Neira y en su evolución de Pokemon.

Cuando llegó el momento de “Mi viaje largo, largo” invitó al público a hacer los coros que en la versión grabada hace una niña. Poner a una niña a hacer coros es arriesgado pero, por lo que se pudo oír, la cosa ha quedado más que bien. Los coros coinciden con un momento infantil en la canción (tal vez recuerda a la sintonía original de Vicky el Vikingo) que introduce un elemento desconcertante en una canción que habla de asuntos tormentosos. O quizás pretendan remarcar cierto optimismo que desprende la canción. Es ese optimismo que surge de vez en cuando y de forma inesperada en el cancionero de Alfaro. Como un cerezo dispuesto a florecer en las cercanías de Fukushima.

Si la canción anterior se puede usar para levantar el ánimo (como “Magic” o “Abre todas las ventanas”, de la época Chucho) hay otras que deben ser usadas con cuidado. “La canción del caminante kamikaze”, por ejemplo. Si se oye caminando por la acera, más vale hacerlo alejado del bordillo y de los coches no vaya a ser que le de a uno por hacer de Ana Karenina de pacotilla.

Alfaro se las apañó sobradamente para llenar él solo el escenario hasta con una canción como “Hijo de perra” llena de rabia ruidosa. Las cuerdas de su guitarra Veracruz resistieron el castigo y uno de los pedales provocaba un clamor de fondo que te hacía mirar a un lado y a otro en busca de un segundo guitarrista.

En “Extintor de infiernos” (título enorme) descubrimos un utensilio que conviene tener a mano si se abandona este mundo con muchos pecados por purgar. “Extintor de infiernos” es una canción que vibra en la misma longitud de onda que el órgano lacrimal de las entrañas y que, a los pocos compases, te obliga a hacer fuerza con los ojos para no romper a llorar en mitad de toda la gente. Por cierto, que un extraño giro de los acontecimientos en la letra convierte al ángel exterminador, un habitual en el imaginario de Alfaro, en un huevo exterminador.

Acabó con “Camisa hawaiana de fuerza”. Si el anterior era un título enorme, este es perfecto, o más que eso, es pluscuamperfecto. Y es que, lo que ya es seguro, es que en “La vida es extraña y rara” está la mejor colección de títulos de lo que va de siglo. A la misma altura del título está el estribillo. Lo escuchas una vez y ya sabes que será de tus preferidos de todos los tiempos y que te descubrirás cantándolo en cualquier situación, ya sea bebiendo a solas en casa o paseando desorientado por los pasillos de Mercadona.

Pero ahí no había acabo el carrusel de emociones. Al poco volvió y recuperó dos canciones de Surfin´ Bichos, porque no tiene sentido que los músicos estén enemistados con su repertorio de antaño. Primero “Hermanos carnales” y esos versos para guardar fuera del alcance de los niños: Sé que duele: es la vida / solo la muerte no causa dolor. Y después “Fuerte”, los mismos personajes, la misma pasión, la misma locura, en una versión acústica totalmente brutal de las que te hacen suspirar por una grabación pirata del concierto. Impagable.

Se marchó dejando claro que lleva décadas permitiendo a las canciones surgir de su interior a borbotones, como una hemorragia arterial y que no está dispuesto, ni mucho menos, a desangrarse todavía. Demos las gracias y bebamos sin mesura del cáliz de sus canciones.



(Se puede leer otra crónica, o algo, aquí).

Noticia bomba (dentro de poco)